En el Acuerdo de San Nicolás de los Arroyos firmado por los gobernadores provinciales luego de la Batalla de Caseros se fijó como prioritaria la declaración de una Constitución Nacional. Para la elección de los diputados al Congreso Nacional Constituyente, el Acuerdo volvió sobre la vieja cuestión de la representación nacional o mandato imperativo y se dispuso que las provincias eligieran a dos diputados en calidad de «diputados de la nación». Esto significaba que los mismos gozaban de plenos poderes para la elaboración de la Carta Magna, dejándose de lado su papel de «apoderados» detentado durante la etapa anterior.[1] Otro de los puntos centrales que marcó el Acuerdo fue la designación de un Gobierno provisional hasta tanto se declarara la Constitución. Urquiza fue elegido director y se le atribuyeron —también de manera provisoria— el manejo de las relaciones exteriores, la conservación de la indivisibilidad de la «nación», la potestad de...