Introducción (Armas y política en la Argentina)

Indudablemente, los cambios experimentados en los estudios sobre las milicias entendidas ya no como fuerzas informales y laxas, sino como formas de organización militar alternativas en el marco del sistema político, han contribuido con nuevas miradas sobre la dimensión militar de la vida pública y de la ciudadanía en América Latina decimonónica.^[13] En general, la historiografía ha subestimado su rol político en los procesos de construcción estatal considerándolas cuerpos meramente residuales subordinados a las fuerzas regulares. Tradicionales investigaciones para el caso argentino han privilegiado el estudio morfológico e institucional del ejército regular al que consideraban asociado a un proceso fundamental en la marco de la configuración estatal: la monopolización de la fuerza por parte del poder central.^[14] En el marco de ese proceso entendido como unidireccional, las milicias llegaron a ser confundidas con fuerzas de línea o con organizaciones informales como las montoneras, restándoles importancia o bien atribuyéndoseles el papel de obstáculos en la configuración y el éxito de un orden político.^[15] El estudio de la morfología y funcionamiento de estas fuerzas desde una óptica política está proveyendo a la historiografía de nuevas conclusiones, por un lado, sobre su conflictiva convivencia con los cuerpos regulares y las diferentes concepciones de defensa a las que estas fuerzas remitían; por otro, sobre el rol del ciudadano en armas en la construcción republicana y el papel de la guerra y de las revoluciones en la configuración de un orden político.^[16]