Después de repasar el ámbito científico de la IB con animales, un análisis constata que la verdad científica no siempre coincide con la información transmitida y, con frecuencia, tampoco con lo percibido por el público. Por ello, parece conveniente practicar el periodismo de precisión.[1] Habitualmente, su difusión se limita a entornos profesionales restringidos. En consecuencia, el contexto de una etapa preclínica decisiva de la IB queda oculto, por ignorancia o por interés o por miedo. Esta carencia informativa se debe, en ocasiones, precisamente a que el objetivo es curar personas. De esta manera, la comunicación —sobre todo, la periodística— se focaliza en el resultado final y prescinde de los pasos intermedios, muchos de ellos referidos a las pruebas en animales. En otros casos, el público llega a conocer con detalle sólo la vertiente polémica. El epígrafe 1 analiza la comunicación de datos y percepciones de la IB, repasa los criterios informativos y...