Conclusión transitoria (Ser gitano en la escuela)
En la escuela, observé situaciones tensas en las que la infancia gitana
recurre al silencio como respuesta frente a sus maestros o maestras. El
silencio aparecía sobre todo cuando la referencia a sus familias era negativa.
Generalmente, el detonante de este tipo de situaciones solía ser el
incumplimiento de alguna de las normas del colegio por parte de la o el
alumno, o de su familia.
Por ejemplo, cuando se le preguntaba a la niña o el niño que llegaba
tarde por los motivos de su retraso. Muchas veces, si la criatura contestaba
con la verdad, «Que mi madre se ha dormido», no sólo se le reñía a
ella, sino que además, se solía descalificar a su madre, y por extensión, a
su familia y a todos los gitanos como grupo social: «Tu madre es una
tranquila, estos padres no se preocupan de sus hijos, con vosotros no se
puede». Después de unas cuantas experiencias de este tipo, muchos niños
y niñas optaban por no decir la verdad y respondían con lo primero que
se les ocurría....
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