Carta a Goethe. San Marino, 23 de agosto de 1804
Su carta, mi querido amigo, sólo ha estado en camino catorce días y el 14 la recibí aquí sin problemas. El 16 fui a Roma a recoger mi correo y aproveché la ocasión para hablar con Mercandetti.[1]Le hice poner por escrito su respuesta punto por punto, la repasé con él y le hice notar dónde quedaban aún oscuridades. A lo largo de esta semana empaquetará su respuesta, de nuevo sin modificación, junto con las medallas que desea mandarle para una mejor comprobación de su talento y mañana —voy de nuevo a Roma— hablaré con él y al final de esta carta le daré cumplida cuenta de todo. Ahora, pues, sólo dos observaciones. Aceptaré con mucho gusto cualquier recado que tenga relación con este asunto, excepto la inspección del trabajo, puesto que no entiendo nada de ello. Tampoco sé a cuál de los artistas de aquí podría encargárselo. Gmelin[2]me parece el más conveniente y Gmelin, por aprecio a Usted y a mí, lo haría con agrado. Pero Fernow y...
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